While the Apocalypse – Blog

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En lo esencial, la música popular en España está prácticamente muerta. Puede haber muchos grupos y artistas, circuito de conciertos, revistas, fanzines y radios, todo lo que se quiera, pero la vertiente más importante de la música popular es la que se transmite entre generaciones. Las canciones que nos enseñaron nuestros padres, como se titulaba un disco de Everly Brothers.

Y ahí no hay festivales ni reproducciones en Spotify que valgan, esas canciones se cantan en los bares, en la calle, en la playa, en las bodas, bautizos, cumpleaños. Tendrían que ser lo primero que se escucha cuando se va por la tercera consumición, pero no nos engañemos. Eso ya no existe prácticamente en España.

Sería meterse en el terreno de las hipótesis averiguar el porqué, ya que en otras latitudes si permanece vivo el fenómeno. Gente que no tiene ningún disco en casa se sabe de memoria más canciones que el coleccionista más obsesivo de Europa occidental.

Aquí sabemos que se sufrió un duro golpe tras la guerra civil, cuando la pérdida de la libertad de expresión limitó el alcance de canciones que surgían al calor de los acontecimientos. Muchos tuvieron que refugiarse en la copla, contaba Juanito Valderrama, cuando el flamenco, desde su origen, tenía una vertiente de canción protesta.

En cofre de vulgar hipocresía

Ante la gente yo oculto mi derrota

Payaso con careta de alegría

Pero tengo por dentro el alma rota

(…)

Payaso

Soy un triste payaso

Que oculto mi fracaso

Con risas y alegrías que me llenan de espanto

(…)

No puedo soportar mi careta

Y ante el mundo estoy riendo

Y dentro de mi pecho

Mi corazón sufriendo

[…]

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